martes, 6 de enero de 2015

4 cómics sin superhéroes

¿Pensabas que todos los cómics eran de superhéroes, mundos fantásticos y aventuras de ciencia ficción? Hace tiempo que el mundo del cómic viene incorporando obras capaces de captar la sensibilidad de un público muy amplio. Aquí van algunos ejemplos que deberías conocer:


1 – PORTUGAL – Cyril Pedrosa


Este autor francés curtido en las factorías de Disney, nos ofrece como su tercera obra un composición de 264 páginas, obra larga si la comparamos con la media de extensión de los cómics. Si bien el cómic ha sido tachado de “lento” o incluso “aburrido” por algún sector del público, lo cierto es que ha cosechado un éxito incontestable, ganando cuatro de los principales premios del sector.

Impecable desde el punto de vista estético, la trama narra la historia no podo rodada del artista estancado. Los problemas de creatividad de Simon Muchat (así se llama el protagonista) problemas de creatividad nacen y alimentan una vida tediosa y laxa que se va vaciando poco a poco. Portugal, país que da nombre a la obra, representa esa brisa de aire frío que espabila a cualquier adormilado. Simon, que es francés, viaja al país luso con motivo de un festival de cómics al que ha sido invitado. Allí, la exaltación emotiva de viajar aliñada con los recuerdos de su infancia en los que visitaba a su familia Portuguesa, supone el punto de inflexión para rellenar de emotividad una vida lacónica.

Portugal es una obra sobre la experiencia humana, tratada sin grandilocuencia y sin frivolidad. Un pedacito de vida aliñado con colores bellos y amables. Definición que podría encajar igualmente bien para el país como para la obra.

2 – ARDALÉN – Miguelanxo Prado


Autor de reputadísima trayectoria, Miguelanxo Prado se lució con esta obra ganando el Premio Nacional de Cómic en 2012. Sería un problema si nos viéramos en la tesitura de responder si es una obra realista o fantástica con un simple “si o no”.

La imagen que acompaña a este texto refleja el momento en el que el autor responde a esta cuestión. Historia de memorias y recuerdos, explora en sus páginas los límites de la conciencia y la imaginación. Después de que un anciano afirmase que ballenas voladoras surcaban el bosque era el momento de mojarse. ¿Hasta qué punto tienen entidad las fantasías? La respuesta es el hecho de que las ballenas aparezcan: Lo que ocurre en nuestra mente es lo real. Este es el asunto en Ardalén, el peso específico de las realidades psicológicas, que acostumbra a ser infravalorado frente a lo real físico.

En el plano estético no se podría haber estado más acertado. El uso de la pintura más que del dibujo, los colores que vuelan y se transforman, las formas a veces desfiguradas, son la perfecta alegoría de las reflexiones que acompañan la acción. Una obra fantástica, en todas las acepciones de la palabra.

3 - LA CUENTA ATRÁS – Carlos Portela y Sergi San Julián


La cuenta atrás aborda un tema menos filosófico y menos romántico: La catástrofe del Prestige en la costa gallega. Carlos Portela ahonda en la casuística en torno a todos los protagonistas del asunto. Políticos, periodistas, marineros, gente en general de los pueblos y ciudades. La historia sucede un año después de la catástrofe, en un pueblo costero que podría ser cualquiera, cuando ya la prensa internacional y los telediarios nacionales giraban la vista hacia otro lado. La obra, casi periodística si atendemos al valor de difusión social que aporta, explica una situación desconocida para quien no la haya vivido, una visión fiel y a pie de campo de todos los estratos afectados.

Estructuralmente es original el hecho de que esté narrada a la inversa. Del final hasta el principio. De este modo nos hacemos preguntas sobre las causas que llevaron a los personajes al punto en el que los observamos. Preguntas que más tarde serán resueltas. Además, es de agradecer que los autores hayan conseguido huir de los pecados a los que fácilmente la historia podría arrastrarlos: el excesivo romanticismo marino, el victimismo lacrimógeno o la demonización/divinización de los personajes.

En conclusión, un cómic de investigación que da testimonio de las consecuencias a largo plazo que la catástrofe tuvo en las vidas y la convivencia social en Galicia. Nada más lejos, pues, de los cómics de monstruos y fantasmas. El único fantasma aquí es la realidad.

4 – PÍLDORAS AZULES – Frederik Peeters


Esta obra autobiográfica escrita en 2001 por el suizo Frederik Peeters es probablemente una de las más reconocidas del mundo del cómic y novela gráfica.

La historia narra una historia de amor entre él y una chica portadora de VIH. Este asunto, tratando sin complejos y sin victimismo hacen que constituya un tema de gran interés para todo el público, ya que rompe un tabú que, no por serlo, deja de estar presenta en la sociedad: ¿Cómo se convive con el VIH?

Peeters ha declarado en entrevistas que en ningún momento fue su intención la de concienciar o romper el silencio en torno al tema, su objetivo era más bien el de narrar una historia de amor. El tema del virus estaba ahí, pero no era lo principal, y de esto se desprender la objetividad y normalidad con que lo trata.

El cómic, en blanco y negro, deja todo el protagonismo a la historia y el dibujo se centra puramente en sus objetivos narrativos. La escena de la imagen corresponde a un momento de la historia en la que el narrador compara la presencia del VIH a la de un gran rinoceronte. La imagen, si bien no tiene grandes pretensiones técnicas, demuestra un poder dramático en la narración fabuloso. Píldoras azules es una maravilla de 200 páginas en las que el autor nos muestra el VIH y el amor, el VIH y la maternidad, el VIH y el sexo, el VIH y la culpa... Una historia imperdible.



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